“Los hombres del Rebollar, como todos los de la montaña, son muy dados a interrumpir el grandioso silencio de sus sierras con ese grito de guerra prehistórico, que en el Rebollar es un ¡hu: : : ; u : : : ; u : : : ; ju: : : ; ju: : :! muy típico. He oido contar, a este propósito, en estos pueblos, que aún no hace muchos años el hujujear de unos y otros mozos daba lugar a grandes tragedias. En los bosques de día, y en los lugares de ronda de noche, hujujeaba un bando, contestaba el otro. Y así, cautelosamente, se iban acercando, siempre armados de terribles podones. Y cuando estaban cerca unos de otros, llegaban al cuerpo a cuerpo, en combate a muerte. Y era sabido; el hujujeo de los bandos contendientes no cesaba hasta que uno de ellos imponía al otro el silencio de la muerte. De este modo se cuenta que antaño moceaban los del Rebollar.”
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